domingo, 12 de junio de 2011

Dos más dos son cuatro


Analizando el fichaje de Luis Enrique como nuevo entrenador de la Roma en clave azulgrana, sólo le veo aspectos positivos. Me quiero centrar en el que se refiere a los jugadores del filial. Después de dos días en Trigoria, la ciudad deportiva "giallorossa", ya han salido las primeras informaciones de que el asturiano quiere contar con algunos de los jugadores que ha dirigido en el Barça B estos tres años. Es normal que un entrenador que llega a un equipo nuevo quiera contar con gente de su confianza. Lo hacen todos. Pero pensando egoístamente como "culé", es una noticia fantástica.

Es una de esas situaciones en la que todo encaja y creo que el Barça no debería desaprovechar esta oportunidad. Uno de los temores a la hora de ceder jugadores siempre ha sido la incógnita de su rendimiento en el nuevo equipo. Nadie garantiza minutos a nadie y menos a un jugador cedido. En esta ocasión, la cosa es distinta. El Barça sabe que con Luis Enrique en el banquillo, los que vayan a la Roma tendrán minutos asegurados y se contará con ellos. Los Montoya, Jeffren, Jonathan dos Santos y compañía tienen una oportunidad única para jugar un papel importante en un club como la Roma y en una liga tan competitiva como la italiana. La oportunidad de demostrar que son jugadores válidos para Guardiola una vez jugar en el primer equipo a día de hoy es casi imposible para ellos. Por eso, creo que el Barça debería facilitar las cosas para que algunos de ellos acaben la temporada que viene en la Roma. Sería la mejor noticia posible.

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