martes, 5 de julio de 2011

Con Wenger, a malas


El Madrid acaba de fichar a Coentrao al más puro estilo Florentino. El jugador se rebela, viaja por su cuenta a Madrid, el Realísimo paga un poco más y todo solucionado. En el Barça, nos llenamos la boca que nos gusta hacer las cosas de distinta manera. Ir de cara y negociar. Por esa vía, ha quedado demostrado que es imposible fichar a Cesc Fàbregas. Quizás ha llegado el momento de quitarnos las caretas y de que el jugador presione de verdad. Cesc se ha entrenado al margen el primer día de pretemporada. Es un gesto, pero no es suficiente. Hay que ir más allá. Hay que enfrentarse directamente a Wenger, que es la persona que está bloqueando el fichaje.

Está bien que el Barça no quiera enemistarse con el Arsenal, el mismo club que le robó de mala manera al propio Cesc o a Toral y Bellerín esta misma temporada. Una práctica, por otra parte, de la que el club azulgrana no es ajeno. También está bien que Cesc quiera salir a buenas de un club que le ha visto crecer como persona y futbolista. Todo está muy bien. Sólo falta que regalen peladillas y juguemos a la piñata para que sea una fiesta completa. Wenger merece que Cesc y el Barça den un golpe en la mesa y fuercen, de verdad, que se cierre el fichaje. Y si hay que llamar a Rambo, se le llama. Que Wenger no se sienta las piernas. Es un llorón.