martes, 5 de julio de 2011

Con Wenger, a malas


El Madrid acaba de fichar a Coentrao al más puro estilo Florentino. El jugador se rebela, viaja por su cuenta a Madrid, el Realísimo paga un poco más y todo solucionado. En el Barça, nos llenamos la boca que nos gusta hacer las cosas de distinta manera. Ir de cara y negociar. Por esa vía, ha quedado demostrado que es imposible fichar a Cesc Fàbregas. Quizás ha llegado el momento de quitarnos las caretas y de que el jugador presione de verdad. Cesc se ha entrenado al margen el primer día de pretemporada. Es un gesto, pero no es suficiente. Hay que ir más allá. Hay que enfrentarse directamente a Wenger, que es la persona que está bloqueando el fichaje.

Está bien que el Barça no quiera enemistarse con el Arsenal, el mismo club que le robó de mala manera al propio Cesc o a Toral y Bellerín esta misma temporada. Una práctica, por otra parte, de la que el club azulgrana no es ajeno. También está bien que Cesc quiera salir a buenas de un club que le ha visto crecer como persona y futbolista. Todo está muy bien. Sólo falta que regalen peladillas y juguemos a la piñata para que sea una fiesta completa. Wenger merece que Cesc y el Barça den un golpe en la mesa y fuercen, de verdad, que se cierre el fichaje. Y si hay que llamar a Rambo, se le llama. Que Wenger no se sienta las piernas. Es un llorón.

domingo, 12 de junio de 2011

Dos más dos son cuatro


Analizando el fichaje de Luis Enrique como nuevo entrenador de la Roma en clave azulgrana, sólo le veo aspectos positivos. Me quiero centrar en el que se refiere a los jugadores del filial. Después de dos días en Trigoria, la ciudad deportiva "giallorossa", ya han salido las primeras informaciones de que el asturiano quiere contar con algunos de los jugadores que ha dirigido en el Barça B estos tres años. Es normal que un entrenador que llega a un equipo nuevo quiera contar con gente de su confianza. Lo hacen todos. Pero pensando egoístamente como "culé", es una noticia fantástica.

Es una de esas situaciones en la que todo encaja y creo que el Barça no debería desaprovechar esta oportunidad. Uno de los temores a la hora de ceder jugadores siempre ha sido la incógnita de su rendimiento en el nuevo equipo. Nadie garantiza minutos a nadie y menos a un jugador cedido. En esta ocasión, la cosa es distinta. El Barça sabe que con Luis Enrique en el banquillo, los que vayan a la Roma tendrán minutos asegurados y se contará con ellos. Los Montoya, Jeffren, Jonathan dos Santos y compañía tienen una oportunidad única para jugar un papel importante en un club como la Roma y en una liga tan competitiva como la italiana. La oportunidad de demostrar que son jugadores válidos para Guardiola una vez jugar en el primer equipo a día de hoy es casi imposible para ellos. Por eso, creo que el Barça debería facilitar las cosas para que algunos de ellos acaben la temporada que viene en la Roma. Sería la mejor noticia posible.

martes, 31 de mayo de 2011

Pues no


Pues resulta que no. Que estos chicos no se drogan, aunque lo parezca por lo bien que juegan a fútbol. Ni se tiran, por mucho que algunos cegatos barbudos sigan autoengañándose. Y tampoco compran árbitros. No. Eso lo hacían otros antaño y salieron indemnes. El Barça confirmó en Wembley que es el mejor equipo del mundo, que es candidato a ser considerado uno de los mejores de la historia, sino el mejor, y que el fútbol que practica enamora tanto en Barcelona como en Pequín o Tegucigalpa. Sólo una pequeña aldea rebelde se resiste a admitirlo. Por suerte, entre la Castellana, Padre Damián y Concha Espina cabe poca gente y, hasta ellos, poco a poco, admiten la superioridad de esos locos culés.

El diario francés "L'Equipe", quizás el más prestigioso del mundo a nivel deportivo, ha dejado corto el fanatismo de Mundo Deportivo y Sport, y se ha erigido en el más ferviente seguidor del juego del Barça, proclamándolo el mejor equipo de toda la historia. Si los franceses se ponen así, es que quizás la vergüenza de Mourinho debería ser eterna...


Después de todas las tonterías, mentiras, provocaciones y manipulaciones que se vivieron durante esos 20 días locos con cuatro clásicos, la mejor respuesta para todos ellos es la reacción unánime del mundo del fútbol tras la exhibición del Barça de Guardiola en Wembley. Que se callen. O, no. Que sigan ladrando. Eso significa que cabalgamos.

Soy feliz

martes, 10 de mayo de 2011

La diferencia es Busquets




El Barça está a punto de reeditar su título de liga. Sería el tercero consecutivo, algo que sólo ha sucedido una vez en toda la historia del club. Además, el equipo de Guardiola ya tiene en mente la final de Wembley, el 28 de mayo, donde esperemos gane su cuarta Copa de Europa, con lo que superaría ya en una al todopoderoso Real Madrid. Con estos datos en la mano, puede resultar casi insultante ponerle algún pero a un Barça tan poderoso. Yo se lo pongo. No he visto jugar a este equipo tan bien como sí lo ví en años anteriores. Le veo más justo. A nivel físico, es normal, teniendo en cuenta el Mundial. A nivel de juego, la cosa admite más debate. La gran diferencia, bajo mi prisma, se llama Sergio Busquets.

No busco hacer una crítica feroz hacia el de Badia, al que considero un jugador total. Pero ha bajado su rendimiento y eso ha repercutido en el juego del Barça. En ataque, Busquets es un jugador fundamental. Es el que manda en la presión en el centro del campo y el que mejor desahoga el juego cuando los rivales presionan. En defensa, tiene un sentido táctico que no había visto nunca. Hace coberturas continuamente, un trabajo que apenas tiene reconocimiento. Y a la hora de hacer de "stopper", no se corta y sus faltas tácticas han salvado muchos puntos. Esta temporada, su trabajo no se está notando tanto. Quizás sea por cansancio. Lleva casi tres temporadas sin parar y su cuerpo debe estar muy cansado. Su mente, seguro que lo está. Estoy convencido de que este verano por fin podrá desconectar y la temporada que viene volveremos a ver el gran "Busi".

miércoles, 6 de abril de 2011

Que viene el lobo



Queda poco menos de una hora para que empiece el Barça-Shakhtar y mis piernas siguen temblando. Como un ñú en plena sabana africana cuando nota que una leona anda rondando su manada. Atónito, bueno, no tanto conociendo al personaje, asistí al brote de alarmismo lanzado por Guardiola, calificando al Shakhtar Donetsk poco menos que como la "Naranja" mecánica o Brasil del 70. Su objetivo era claro, intentar concienciar a la afición y, quién sabe si también a sus propios jugadores, de que unos cuartos de final de la "Champions" no se ganan con la gorra. Y no le falta razón. El equipo de Lucescu es un señor equipo y lo que le hace más peligroso es que es todo un desconocido para la gran mayoría.

Vaya por delante que si el Barça juega simplemente bien, debería pasar por encima de su rival. Creo que un 2-0 o 3-0 es el resultado que queremos todos. Pero hasta cierto punto entiendo la preocupación de Guardiola. En Barcelona, la derrota del Madrid ante el Sporting -qué gran partido- ha desatado la euforia. La Liga se da por ganada y el Shakhtar no es el mejor equipo para concienciar a nadie de que lo que se avecina va muy en serio. Que la gente esté contenta y hasta eufórica es respetable. Pero el trabajo del entrenador es que el vestuario no se contagie de ese ambiente. Por muy festivo que sea. Esperemos que lo consiga. En unos minutos lo sabremos....

sábado, 19 de febrero de 2011

No será tan fácil


El equipo imbatible, el mejor equipo del mundo, está contra las cuerdas en la Champions League, la competición que mejor nos sienta a todos. Cayó en el Emirates después de perder la ocasión de sentenciar la eliminatoria con un segundo gol que hubiera matado al Arsenal definitivamente. Ahora toca remontar en el Camp Nou. Sí remontar. Porque oigo cosas y me preocupo. O soy un alarmista o el culé es demasiado confiado. Algunos se preguntan ya por el mejor rival para cuartos. ¿Cuartos?, respondo yo. Lo dan por hecho. "Remontaremos seguro", reza el nuevo lema del barcelonismo. Pues yo no estoy tan seguro.

El Arsenal me dio la mejor impresión en el Emirates. Nunca le había visto jugar así. El Barça tuvo momentos en los que arrasó, en los que su dominio era insultante, pero los chicos de Wenger no desesperaron y mantuvieron la fe. Y eso me preocupa. Hasta en los peores momentos continuaron luchando sin traicionar su estilo. Son un equipo joven, falto de experiencia quizás, pero juegan un fútbol bonito que empieza también a ser efectivo. Cesc, Wilshere o Nasri podrían jugar en el once del Barça y no sólo no desentonarían, sino que destacarían. Ojo con el Arsenal, no nos dé un disgusto.